Santiago Barbadillo, director general de Barbadillo y Asociados, repasa las consideraciones que tienen que tienen que tener en cuenta los emprendedores que quieran importar o exportar un concepto de franquicia.
No son pocos los que, aun teniendo una clara iniciativa creadora y la determinación de emprender en franquicia, descartan esta opción porque no encuentran “la idea” que les debiera ilusionar e impulsar tanto como para arriesgar y poner en marcha todo el mecanismo emprendedor.
Máximas como el “todo está inventado” que, ciertamente, suponen un contrapeso importante a esta ilusión, no son ciertas casi nunca y no debieran limitar nuestro campo de visión. En todo caso, buscar fuera la idea o el negocio en franquicia que no encontramos en nuestro mercado es siempre una opción. Podemos ir un paso por delante y mirar hacia el exterior, donde existen atractivos conceptos que están funcionando con éxito y que, muy probablemente, tendrían un alcance similar en España una vez adaptados.
No obstante, a la hora de importar un negocio desde otros países (generalmente a través de un acuerdo de franquicia máster) es preciso tener en cuenta una serie de aspectos esenciales. En primer lugar, hay que dilucidar qué sector o sectores ofrecen un mayor potencial en el mercado local, teniendo en cuenta además la sintonía personal y profesional con el emprendedor. Una vez realizado este análisis, básico pero determinante, es necesario ponerse manos a la
obra, profundizando sobre los negocios que, dentro del sector elegido, están funcionando mejor en sus mercados de origen.
Otro factor de peso es la originalidad del negocio, porque si el mismo modelo ya está suficientemente desarrollado en nuestro mercado, quizás fuera más conveniente estar amparado por una estructura local más próxima. Una recomendación: conviene dar la suficiente importancia a la trayectoria internacional de la franquicia que nos cedería su concepto. Si fuera la primera operación fuera de su país, el inversor no va a poder beneficiarse de las experiencias previas del franquiciador en otros mercados y, como consecuencia, probablemente se va encontrar con rigideces que pueden incrementar su riesgo.
Es preciso, además, prestar especial atención a las condiciones del contrato máster que nos vincule con la central en franquicia. Aquí sería conveniente contar con cierto asesoramiento ya que, de lo contrario, el emprendedor podría firmar condiciones que le dejaran en clara desventaja a la hora de equilibrar su cuenta de resultados. Es el franquiciado máster, el que arriesga y realiza una importante inversión para traer la marca a España; por lo tanto, las condiciones de franquicia deben ser acordes a esta circunstancia. El equilibro en las cuestiones esenciales de la operación es el cimiento
del éxito futuro.
Por último, no olvidemos uno de los aspectos clave: el contacto directo con la empresa exportadora, por medio de una visita en la que se pueda valorar la estructura material y humana, equipo directivo, socios y sintonía personal con ellos. En un trato de este tipo, donde será precisa una comunicación estrecha y continua, las buenas relaciones adquieren una importancia decisiva para el éxito de la franquicia. ¡Lo demás será solo trabajo!